Ayer visité junto con Inacio y muchas de las crianças (niños) de la escolinha, algunas de las casas donde viven estos pequeños, para hablar con los padres sobre las condiciones de vida de sus hijos y los problemas y dificultades que tienen día a día.
No tengo fotos porque estuve grabando un pequeño vídeo que ya os mostraré.
Es increíble lo rápido que uno se acostumbra a ver con normalidad situaciones que se alejan mucho de ese término. Madres a las que les falta el marido, bien porque ha fallecido o porque les ha abandonado, y que viven con sus hijos en casas de familiares, no es raro encontrar familias que duermen todos juntos en un cuarto, hasta 4 o 5 personas entre cuatro paredes de no más de 10 metros cuadrados.
Encuentras situaciones que parecen de broma, si no fuera por que te hacen soltar lágrimas de impotencia y tristeza. Es muy triste que una niña de 10 años nunca haya ido a la escuela, porque los padres no tienen 50 Meticaes (1,5 Euros) para la matrícula y 100 Meticaes para comprar el uniforme, los dos únicos requisitos que exigen las escuelas públicas para que los niños puedan estudiar. Esa niña tiene muy pocas posibilidades de ir en el futuro a la escuela, se quedará ayudando a su madre a preparar la comida y a limpiar los platos. Los padres intentarán juntar un poco de dinero para matricular a sus otros 2 hijos pequeños en la escuela, es posible que tengan más suerte y consigan que al menos uno de ellos estudie.
Otras situaciones tragicómicas las encuentras a nada que preguntas un poco. Tenemos otro ejemplo de un niño que está en la Escolinha, le han salido unas úlceras en la piel, por toda la cabeza, y le pregunté a la madre si no le había llevado al médico. Ella respondió, casi entre susurros, que sí, lo había llevado pero la medicación que le dieron en el hospital no había funcionado. Yo no entiendo mucho de medicina pero pregunté cual era el nombre de ese medicamento. La madre contestó: Paracetamol.
Es muy frecuente que los padres no lleven a sus hijos al hospital hasta que ya es demasiado tarde, por una razón, en el hospital no tienen medicamentos para tratar la mayoría de las enfermedades y los "médicos" les dan recetas para comprar en la farmacia privada, tan privada que para la mayoría de los padres resulta inalcanzable, imposible pagar un medicamento cuando muchas veces no tienes más dinero que para comer 1 vez al día.
Ahora vamos a contar buenas noticias. En la Escolinha ya tienen un botiquín de primeros auxilios, porque muchas veces los niños se caen jugando y hasta ahora no disponían ni de una tirita, ni desinfectante para curar las heridas.
Otra iniciativa que estamos llevando a cabo es la instalación de una pequeña biblioteca, que podrán utilizar todas las personas de la comunidad que lo deseen. La pasada semana conseguimos 2 pequeñas estanterías, e Inacio, el director del centro, está comprando algunos libros en la ciudad. De momento no son muchos, algunos libros de texto y revistas de información sobre HIV/SIDA.
Es una pena que nosotros en nuestras casas no valoremos todo lo que tenemos, aquí en Mozambique resulta difícil encontrar libros de lectura y los que tienen los cuidan como si fueran un tesoro. Por favor, tenemos que valorar más la cultura y repartirla, es lo más valioso que podemos ofrecer a quienes no tienen tanta suerte como nosotros, que hemos nacido privilegiados.
Me despido de Mozambique, por el momento. Gracias a los amigos y amigas que allí he dejado, gracias a los olores y sabores que he podido sentir, a los paisajes y a los caminos de mil colores, alegres, de los que me he empapado, y gracias a todos los que habéis dedicado unos minutos a compartir conmigo estas pinceladas de Mozambique, a través de esta improvisada bitácora. Continuamos por un nuevo rumbo, pero siempre llevaré muy dentro mí lo vivido estos seis meses. Obrigado amig@s, hasta la próxima!
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